La piel de los niños es más delgada y delicada que la de los adultos. Por eso, es posible que pierda humectación con más facilidad. Acá te contamos cuáles son los pasos clave para protegerlos.
El invierno trae una serie de desafíos para la delicada piel de los bebés. Las bajas temperaturas, el viento frío y la calefacción en interiores pueden causar sequedad, irritación y otros problemas cutáneos. Y la sequedad en invierno, puede ser especialmente difícil para los niños con dermatitis atópica.
La piel, el órgano más grande del cuerpo, desempeña una función vital: protegernos de las agresiones externas. Para cumplir adecuadamente esta función, necesita ser cuidada, especialmente en los bebés. Su piel, aún inmadura, difiere de la de los adultos y tiene una menor capacidad de protección. Por esta razón, requiere cuidados específicos.
Con unos pocos cambios en la rutina diaria, podrás proteger y cuidar la piel de tu bebé durante los meses más fríos del año.
#1 Hidratación constante
El secreto de una piel protegida es la hidratación. La piel de los bebés es más fina y sensible que la de los adultos. De hecho, su espesor es sólo la 1/5 parte del de la piel del adulto. Además, aunque tiene el mismo número de capas, cada una es considerablemente más delgada, lo que hace que su piel sea especialmente delicada, sensible y que se deshidrate más fácilmente.
Aplicá una crema hidratante suave, que sea hipoalergénica, dos veces al día. El uso diario y regular de hidratación puede disminuir la probabilidad de desarrollar sarpullidos y zonas de picazón.
La hidratación en invierno es fundamental para la piel de tu bebé. Aplicá un humectante al menos dos veces al día, incluso cuando la piel no está irritada
Es importante que elijas el humectante adecuado. Existen distintos tipos:
- Ungüentos. Contienen la mayor cantidad de aceites. Son muy útiles para las zonas irritadas y extremadamente secas. Además, no contienen conservantes y no arden ni queman la piel cuando se aplican.
- Cremas. Son una buena opción para la piel seca porque contienen muchos aceites, lo que es bueno para sellar la humedad dentro de la piel.
- Lociones. Son más livianas porque contienen menos aceites, pero más agua. Las lociones pueden ser útiles para utilizar como preventivo, en los meses más cálidos, o para aquellos que no tienen la piel tan seca.
Tu médico pediatra podrá asesorarte para saber cuál es el mejor para tu bebé.
#2 Baños tibios y cortos.
Aunque los baños diarios son importantes, en invierno es mejor mantenerlos cortos y con agua tibia. El agua caliente puede eliminar los aceites naturales de la piel, provocando sequedad. Usá un jabón suave y sin fragancia para evitar irritaciones, y secá a tu bebé con toques suaves, sin frotar.
#3 Protegé su carita del frío.
El rostro del bebé está expuesto al viento y al aire frío cuando salimos con él al exterior. Antes de salir, aplicá una capa ligera de crema protectora en las mejillas y la nariz. Usá una bufanda o una capucha para cubrir su carita, pero asegurate de que pueda respirar cómodamente.
¡Tip de humectación!
Como los hidratantes sellan la humedad, es mejor aplicarlos sobre la piel húmeda. El momento ideal es justo después de ducharse o bañarse, mientras la piel aún está mojada y humectada. Una alternativa es humedecer la piel con un poquito de agua antes de usar un humectante para cuando no es la hora del baño.
Proteger la piel del bebé en invierno puede requerir un poco de esfuerzo adicional. Siguiendo estos consejos, podés asegurarte de que su piel esté bien hidratada, protegida y saludable, pero si notás algún signo de extrema sequedad, enrojecimiento persistente, agrietamiento, sarpullidos o cualquier otra anormalidad, es crucial que consultes con su pediatra.
La consulta con un médico puede evaluar y descartar posibles infecciones o alergias, y recomendarte tratamientos específicos y seguros.
Fuentes:
Healthy Children, Cómo evitar la sequedad de la piel en invierno en los bebés y niños pequeños
Dove, Cuidado de la piel del bebé en el invierno
Huggies, Aprende a cuidar la piel de tu bebé en invierno
Isdin, El frío y la piel del bebé
