Muchas personas presentan en la actualidad un cabello quebradizo, poco brillante y con tendencia a la caída. Así mismo, sus uñas pueden verse blandas, con rupturas en capas o estrías longitudinales. Siendo este un motivo de consulta frecuente en las farmacias.
Pero, ¿Cuáles pueden ser las causas de este trastorno?
Algunas causas pueden ser propias del organismo o internas como, la falta de nutrientes adecuados (aminoácidos, vitaminas y minerales) esenciales para mantener la estructura de las uñas y del cabello. Así mismo puede afectar también el estrés, que altera las hormonas y la asimilación de nutrientes, o ciertas enfermedades.
Otras causas pueden ser externas, entre las que se encuentran las químicas (uso de tinturas, decolorantes para el cabello y semipermanentes para las uñas), mecánicas (peinado y cepillado excesivo) o físicas (la exposición prolongada al sol y el uso abusivo de planchitas para el cabello).
Todas estas agresiones afectan a la estructura principal del pelo y las uñas, que es la queratina. Por este motivo es muy importante aportar los elementos necesarios para fortalecerla, ya sea a través de la dieta o mediante una suplementación adecuada. Algunos de los componentes fundamentales son:
Colágeno: proporciona aminoácidos. Asegura la integridad, elasticidad y regeneración del cabello, las uñas y la piel.
L-cistina: estimula el proceso de queratinización.
Zinc: fortalece la fibra capilar. Tiene acción antioxidante, preventiva del envejecimiento.
Vitamina B5: importante para la correcta utilización de hidratos de carbono, proteínas y lípidos, para lograr un cabello sano y fuerte.
Vitamina B6: participa en la síntesis de proteínas y es necesaria para la absorción del zinc y la L-cistina.
Vitamina B7 o Biotina: incrementa el grosor y la resistencia del cabello. Refuerza la estructura, estimulando el crecimiento.
Vitamina B12: complementa y facilita la absorción de otras vitaminas y aminoácidos.
A continuación, compartimos algunos tips para prevenir el daño y mantener, tanto el cabello como las uñas, saludables:
Consumir una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras y legumbres. Evitar el exceso de grasas.
Beber al menos dos litros de agua al día.
Disminuir el estrés.
Reducir el uso excesivo de planchitas y secadores. Además, evitar lavar el cabello con agua muy caliente.
Para el caso de las uñas, usar guantes al exponerlas a químicos o productos de limpieza. Secarlas correctamente para evitar la aparición de hongos.
Consumir suplementos que ayuden a asimilar los nutrientes necesarios (solo en caso de dietas insuficientes).
Usar un shampoo adecuado, que refuerce el folículo y combata la fragilidad.
¿Escuchaste la expresión «tan suave como la colita de un bebé»? Quien quiera que la haya escrito había borrado de su memoria la dermatitis del pañal. Primero, aparecen algunas marquitas rojas, después un sarpullido y de repente… ¡Ay! Te sentís la peor mamá del mundo. Bueno, no es así: cuidar la piel del bebé es un poco complicado. Es especial: suave, delicada y sensible y en los primeros días, es super frágil y susceptible al daño hasta que se adapta a la vida fuera de la mamá. La piel del bebé necesita productos especiales para la higiene.
Las opciones son enormes una vez que uno entra a la farmacia pero ¿Cuál se debe comprar? ¿Qué factor es el recomendado para transitar el verano? ¿Cada cuánto tiempo me lo tengo que poner si estoy expuesta al sol?
Durante el invierno, la piel pierde cerca de un 25% de su capacidad de retención de humedad. El aire frío, el viento, el clima seco e incluso las heladas nos afectan de forma directa, dejando un aspecto reseca y opaco. Si querés cuidar tu piel y mantenerla sana durante las épocas más frías del año, te damos algunos consejos.
